miércoles, 28 de diciembre de 2011

Situación: fin de año.

Uf. Llegó el momento. Temido, pero infinitamente necesario: el recuento final del año.
Familia, estudios, amores varios, decepciones varias, alegrías muchas, noches en vela, ramos aprobados. En fin. Muchas cosas han pasado para mí este 2011, un año increíble. 
De partida, cambiarse de universidad, de carrera, de círculo de amigos. El año pasado no terminó en muy buenos términos, tanto así que es un período que me duele aún recordar y procesar. Lo tengo un poco bloqueado de mi sistema. Pero éste...partió increíble. Cumpliendo 21 años me vi entrando a mi segunda carrera, que amo con la vida, que estoy segura es lo que vine a hacer a este mundo. A pesar de lo mucho que me costó darme cuenta de que lo que hace un par de años quería no era para mí, sino tan solo una hermosa idealización de mi vida, hoy agradezco más que nada, más que ninguna otra decisión que haya tomado antes, el haberme arriesgado a partir de cero.
Son esos miedos, el susto al cambio, al qué dirán (que irremediablemente todos tenemos un poco arraigados en el sistema) los que al final nos llevan a tomar decisiones que al principio podemos creer que son erradas, pero siempre, siempre, nos llevarán a algo mejor o a algo que tenemos que vivir. Al menos en mi caso fue así. Si no hubiera estudiado lo que estudié antes, hubiera vivido con la duda de "qué hubiera pasado si", "qué hubiera hecho si", etc,etc.
El vivir con esas dudas e incertidumbres es al final mucho peor que sentir que perdiste un año. Porque el tiempo nunca se pierde, sino que se gana para cosas diferentes. Cosas que nos puede costar años darnos cuenta que nos sirvieron, pero que así será sin duda. Es lejos lo más difícil que tenemos que aprender en la vida.
Los primeros 6 meses de universidad  de este año los pasé casi todos estudiando. Ventana o tiempo libre que tenía, lo usaba para leer, pasar en limpio, repasar, etc. Para mí era muy importante esa reconciliación conmigo misma respecto al estudio, y sentir que académicamente, sí me la podía. Y claramente, tuvo sus frutos, me fue increíble en cuanto a las notas, amé cada ramo que tuve, cada cosa que aprendí y casi todos los profesores que conocí. Algo que no me pasó el año pasado, si no todo lo contrario. Fue decepcionante, creí que me iría bien, que me felicitarían, que amaría Derecho, que amaría la universidad, que amaría a mis compañeros, que amaría vivir en Viña, que me titularía y trabajaría y toda mi vida sería perfecta.
PERO, esos grandes peros imprevistos y nunca bienvenidos, hicieron que toda mi organizada y preparada vida cambiara, se desarmara. Odié la carrera, odié la universidad, no encajé con ninguno de mis compañeros, odié vivir lejos de mi gente (aunque paradójicamente ahora cada vez que me siento estresada voy a Viña por el día a la playa, son cosas que pasan jaja), claramente no me titulé, definitivamente en Leyes es algo que no trabajaría y absolutamente mi vida no es perfecta.

Pero en fin.... este ha sido un año de grandes cambios. Creo que me reconcilié conmigo totalmente, ahora me gusta estar sola, me gusta estar conmigo misma, me gusto yo como soy, me siento orgullosa de haber tomado las decisiones que tomé, las cosas que cambié, las cosas que dije y las cosas que callé.
El segundo semestre conocí amigos increíbles. Incluso, sin miedo a equivocarme, diría que serán mis amigos para la vida. El Felipe, lo amo con la vida, es increíble lo distintos que somos y creo que eso mismo hace que lo quiera tanto y que seamos tan importantes el uno para el otro... ya quiero crecer y cumplir todas las metas que nos hemos propuesto. La Javi, la Katy, amigas que se fueron formando con el tiempo, sin forzar nada, sin apresurar nada. Simplemente nos fuimos conociendo y queriendo con el paso de los días, de los almuerzos, de las clases y horas compartidas. Ahora, son una parte primordial en mi vida, definitivamente. Se arraigaron a mi corazón y cada día me instan a seguir cultivando esa amistad que espero nunca se acabe.
En fin, he aprendido de ellos, y creo que ellos han aprendido de mí. Algo que es fundamental en una amistad, es el mutuo aprendizaje, siempre. Es lo que a nosotros nos falta y lo que carecemos lo que buscamos en el otro, y cuando lo encontramos, aunque sea difícil, no debemos dejarlo ir. Es... como ir encajando piezas de algo, algunas sobran, otras no están, algunas se demoran y demoran en encontrarse, a otras les falta tan solo un pedacito pero encajan en todo el resto, otras les sobra una parte y hay que pulirlas...son imperfecciones que hace de nuestra búsqueda, algo maravilloso.

A veces, solo hace falta mirar hacia atrás y aprender de lo errado, para luego enfocarse en el ahora y proyectarse hacia el futuro. No mucho sin embargo... por extraño que suene viniendo de mí, a veces las sorpresas pueden resultar mil veces mejor que las cosas que planeas y anhelas.

Un muy buen año, en síntesis. Un año que recordaré. Y mucho.

D.

martes, 29 de noviembre de 2011

Esos Deja vú emocionales.

En fin, ya pareciera chiste repetido. Si, hoy me siento una vil Carrie. solo me faltan los Manolo Blahnik o los Jimmy Choo en los pies ( y harto que me falta para eso todavía), porque los cigarros ya me los fumé todos.
Hombres. los necesitamos, los queremos, los deseamos, los idolatramos, los QUE?
sea cual sea esa respuesta, está claro que nadie la conoce. Una se las da, se las cree, esa inevitable actitud de femme fatale que nos viene a veces y que creemos es lo más cool cuando lo que en realidad es lo más, lo MÁS desesperado. 
porqué tenemos que basar nuestra felicidad en ellos, me pregunto. porque sí, está claro. TODAS LO HACEMOS. no me vengan con cosas que aquí y en la quebrada del ají el solo hecho de estar con alguien, de tener algo, de estar andando, de tener un pinche, de CUALQUIER-COSA con alguien, nos da otro estatus.

yo, hoy por hoy, me siento lo más estando soltera, haciendo lo que quiero. no le doy explicaciones a nadie, salgo con quien quiero. miro a quien quiero. y el que me quiera tildar de alguna cosa, está libre de hacerlo. después de todo, al final del día, todos juzgamos al de al lado. a veces lo admitimos, a veces no, pero claramente todos y TODAS lo hacemos. 
no me arrepiento de nada de lo que he hecho el último tiempo. si, claro, a veces uno quisiera cambiar uno que otro detalle, pero en lo esencial, son esas mismas cosas que dudamos si las hicimos bajo nuestros 5 sentidos (6 de la mujer, pero no entraré en detalles profundos) las que nos definen como somos, porqué somos y por quién somos. 

(en todo caso, mamá, lo que te cuenten, no era yo.)

D.

jueves, 17 de noviembre de 2011

gotas de miel...

una canción que he escuchado mucho hoy...










Sonriente y sin pensar
siento un color vulgar.
Te veo como sombra en la noche.

Mareante resplandor,
silencio aterrador,
y un día sin moverme hasta la noche.

Gotas de miel, amanecer y un lugar,
velocidad, destino vulgar
caminando bajo el sol.

Mañana sale el sol,
sé que dirás que no.
Te quiero porque sos como la noche.

Gotas de miel, amanecer y un lugar...
Mañana sale el sol,
se que dirás que no.
Te quiero porque sos como la noche.
Te quiero porque sos como la noche





lunes, 14 de noviembre de 2011

quiero escribir sin puntos ni comas ni nada parecido porque eso solo hace que se me corte la inspiración y ya tenga que empezar otro párrafo y eso es mucha presión ya que si no es coherente todo será extraño y no tendrá sentido y bueno no podríamos llegar a un consenso sobre qué es el sentido si ahora mismo te recuerdo y se me desarma todo un poco al pensar en que tal vez las cosas fueran diferentes o simplemente más fáciles y llevaderas y no tan complicadas como queremos hacerlas parecer porque en el fondo todo es simple y solo los dos las complicamos.


y conste que estudio periodismo.


D.

domingo, 13 de noviembre de 2011

podría, habría, debería

podría haber hecho muchas cosas.
podría haber mentido,
podría haber callado,
podría haber sido otra persona.

habría tenido consecuencias.
habría vuelto la vista hacia abajo,
habría dado otra impresión,
habría sido diferente.

debería haber puesto atención.
debería haber dicho siempre la verdad,
debería haber hablado cuando aún no estaba segura,
debería haberme sido fiel a mí misma.

Son tres palabras. son tres conceptos.
 Y es increíble cómo nuestra vida se basa en ellos. en el qué podría haber hecho, en qué habría hecho y en el qué debería haber hecho.
es más feliz quien de nada se arrepiente, punto.
me gustaría escribir hoy muchas cosas, siento cosas nuevas, tengo presentimientos, tengo alegrías y tengo recuerdos.
pero a veces, es mejor quedarse con las sensaciones, porque al final, en eso basamos todo lo que hacemos,  en dolorcillos de guata, en sonrisas, en tristezas y en alegrías...
por eso, por hoy, eso me basta. nada más.

pero tampoco nada menos.



D.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

eso de contar.

Me siento segura.
Hoy, más que otros días. Puede ser por el mail que me llegó de mi U, puede ser porque cada día me convenzo de que lo que estudio es lo que quiero, puede ser porque estoy (extrañamente) bien con mi mamá...puede ser por muchas cosas.
pero más que nada, es porque siento que me gusto. tal y como soy (como le diría Mark Darcy a Bridget Jones).


Uno se restringe, uno se critica, uno se lamenta. pero a pesar de todo, de cada defecto que pueda encontrarme, de cada sentimiento que quiera bloquear, de cada paso que quiera retroceder porque me dé miedo avanzar, es agradable saber que puedo contar conmigo misma.
ok, suena un poco triste, eso de "contar conmigo misma", pero es la verdad! si no contamos con nosotros mismos, ni nos queremos, ni nos respetamos, ¿quién lo hará? alguien estará ahí siempre, pase lo que pase, cada día de nuestra vida, como podemos estarlo nosotros mismos? no. es simple, un concreto no.
puede sonar algo pesimista, pero es la verdad. si lo piensan, verán que es cierto.

Todo es efímero, todo es pasajero, todo se va. Lo lindo, lo mágico, lo maravilloso, es saber aprovechar cada cosa, y en su momento determinado.
entonces, de qué se trata todo esto?
si al final, lo más esencial somos nosotros mismos, porqué necesitamos que un OTRO nos diga y nos reafirme que está a nuestro lado y que nos acompaña?
es algo que tenemos que aprender, es algo que tenemos que sobrellevar, es algo que tenemos que afrontar.
creo que solo así, podremos contar con otra persona, y otra a su vez, contar con nosotros. Cuando tengamos la certeza, de que estamos conformes y valoramos quién y cómo somos.
es simple! tenemos que contar, 1 2 3, mirarnos al espejo y sonreír.

a mí, al menos, siempre me funciona....

D.

martes, 8 de noviembre de 2011

ser de hielo.

Solo porque sí, hoy te miré
Solo porque sí, hoy te busqué
Porque no entiendo muchas cosas,
Porque me parece tener tan claro otras...

Es que trato de descifrarte, de conocerte, de descubrirte.
Pero siento que no me dejas, que no te abres, que no te entregas.
No es que sea necesario que lo hagas, después de todo, nada somos.
Pero la esperanza es lo que me hace vulnerable,
La esperanza de creer que lo que siento y lo que quiero creer
 pueda ser, pueda existir, pueda suceder...

Pero es el silencio, es el ruido, es todo lo que hay alrededor
Lo que interfiere.

Deberíamos irnos lejos,
Deberíamos mirarnos y sonreír,
Es lo más espontáneo, lo más lindo.
Pero a veces, es lo difícil lo que más nos gusta, lo que más nos llama.
Si te dijera ya que he soñado contigo,
¿cambiaría algo?
¿sentirías algo distinto?
¿me mirarías igual?

Tal vez si, tal vez no.
Tal vez sólo necesitemos tiempo, tal vez sólo necesitemos días.
Pero cómo saberlo, cómo sentirlo, cómo vivirlo


Es más fácil ser de hielo,
Dejarse estar,
No sentir
No mostrar.

Aunque así te aleje,
Aunque así me aleje.

D.

Una noche... diplomática.

Esta es una historia real. Pasó hace algún tiempo ya, algo más de 2 años. Pero aunque no lo crean me marcó tanto que la quise recordar escribiéndola acá. Espero no olvidarla, ya que aunque mi co-protagonista ni lo imagine, fue bastante importante. Nombres y lugares han sido cambiados para proteger mi identidad (ók) y la de los involucrados. Ojalá la disfruten. al menos vivirla, fue bastante divertido...



Un consejo: por mas desesperada que se esté, no le pidan JAMAS a alguna amiga que les presente a alguien. Punto. Muchas dirán “ah, pero como, si yo así conocí al amor de mi vida!” No diré que aquella adolescente fantasía de la perfecta cita a ciegas pueda cumplirse alguna vez, pero tajantemente diré que es la EXCEPCIÓN y no la REGLA. Así de simple. Esa tensión donde uno no conoce al susodicho que tendremos al frente un interminable y sudoroso par de horas, donde trataremos de adornar con los más rosados y sexys detalles nuestra aburrida y rutinaria vida diaria; donde a cada rato nos preguntamos si tendremos algo o no entre los dientes, de verdad NO SE LA DOY A NADIE.

Así fue como conocí a este chico, compañero de universidad de una amiga. Debo aceptarlo, lo vi en una foto en el Mac de mi amiga y me dejó marcando ocupado. Lo encontré guapísimo, con actitud de motoquero, chaqueta varonil, lentes de sol a lo “Top Gun”, peinado cashual (léase tal cual), como jugador de rugby, TAL como me gustan a mí. Personalmente, esos flacos altos no les encuentro ninguna gracia, ¿de dónde me voy a agarrar? No. Este era una especie de Tom Cruise chilensis. En resumen, justo lo que necesitaba en ese momento de mi vida, un SPE de aquellos. Le pedí que nos presentara, que me lo mostrara, o lo-que-fuera y así fue como terminamos en un resto-bar-pub; o como se llamen esos lugares con nombre rebuscado y que buscan ser alternativos pero que terminan siendo más de lo mismo; un poco de Bellavista en Providencia, con los mismos happy hours. Yo con mi mejor pinta, mi amiga de chaperona y otra amiga más; que como después me enteré, casi había caído en las garras de este famoso de apellido bonito y ojitos de patrón, seducida por un vino y una película en su departamento. Oferta que, luego de conocerlo, me parecía algo IRRESISTIBLE, pero que después de unas semanas, habría preferido un vino en caja, la banca de una plaza y alguien un poco más interesante…

Lo miré toda la noche. Tanto, que podría haberle contado las pecas, los pelitos de la barba, y bueno, otras cosas más que no vienen al caso. Aparecieron más amigos, (aunque yo no miré a nadie nunca más), los shop corrieron, la conversación fluyó, la cuenta llegó y la típica pregunta se escuchó: “¿Dónde nos vamos ahora?” Partimos así todo el grupo a su departamento, luego del innegado paso por la botillería más cercana a abastecernos de aquel sagrado elixir que es Capel de 35°.

Apenas entramos, el anfitrión tomó su guitarra y listo. Morí. Me sentía como un mashmelow puesto poco a poco al calor… escuchar su voz y de fondo los tenues acordes de la guitarra acústica eran un fuego en el que yo me derretía lentamente…uff, me dejó loca. ¡Así de simple! Es increíble lo fácil que podemos caer cuando estamos un poco necesitadas. Por eso lo repito; nunca se dejen llevar por esas primeras impresiones cuando llevan algo de tiempo sin haber conocido a nadie ni haber tenido un poco de acción. DE VERDAD. Sinceramente, no recuerdo ninguna canción de las que cantó, solo recuerdo su voz, sus manos en la guitarra y con eso me bastó para imaginarnos caminando hacia el altar con la marcha nupcial y el Ave María de fondo, yo con una enorme cola blanca de 5 metros y él con su sonrisa pepsodent esperándome a lo lejos.

Así, terminamos amaneciéndonos en aquel diplomático departamento con sillones de cuero y vista a todo Santiago, cantando todas las canciones existentes que recordamos. Como supondrán, no pude dejar de pensar en él en toda la semana, solo quería verlo y aunque no me hubiera hablado ni tomado NADA de atención (ahora puedo asumir aquello sin dolor después de mi mes de duelo), simplemente creí que éramos el uno para el otro, que lo que había sentido había sido mutuo y que nos casaríamos y tendríamos hijos rubios, con apellido imponente y con pasaporte e inmunidad diplomática. FAIL.

Mi amiga cedió ante mis suplicas y así, el fin de semana siguiente, nos juntamos en la casa de mi otra amiga. 3 horas fácilmente debo haber pasado viendo qué me iba poner. Nuevamente, caí fulminada ante sus ojos, su voz, su manera de fumar, de tomar el vaso, de reírse, de caminar, de bailar…en esos momentos para mí era un príncipe azul y el taxi en que después nos iríamos a su departamento, nuestro corcel blanco, con lacayo (taxista) incluido. Así de cursi y punto (supongo que darán por hecho que el lado cebolla y sentimental yo lo tengo explotado en su máxima potencia). Lo que yo no sabía era que mis amigas habían urdido un plan para hacerme “gancho”, así que cuando todos disponían a irse, mi amiga dueña de la casa, me dice que no puedo quedarme a dormir. Yo, sin saber qué hacer, hasta que escucho una dulce y maravillosa voz “te puedes quedar en mi departamento si quieres” por supuesto, no me hice de rogar, pero recuerden, SIEMPRE DIVI.

Y como nunca puede faltar en estas ocasiones el amigo que no supo medir su cuota de alcohol, andaba con un cacho (irónicamente, mi primer amor del colegio, del que estuve enamorada de 7°básico o 4° medio) no muy livianito por lo demás. Llegamos así los 3 a su depto, yo acosté a mi amigo en el sillón y comenté “casualmente” que tendría que dormir con él, a lo que mi príncipe Disney exclamó con un impulsivo y básico (prehistórico y uga-uga, más bien) “No, tu dormir en cama mía, yo acostarme en sofá”. Casi le falto pegarse en el pecho y gritar a lo Tarzán, mientras yo miraba para ver si había alguna liana cerca. Cualquier mina en sus cinco sentidos habría interpretado claramente lo que significaba aquella frase, pero claro que a mis oídos totalmente embobados lo que yo escuché de su boca fue algo así como un caballeroso y cortés: “Mi bella dama, os ruego hacerme el honor de ocupar mis aposentos, que yo dormiré a la siga suya para guardar vuestro sueño” (lo rosado también lo escuché).

Siempre Divi, me saqué mis zapatos, rogando haberme puesto calcetines pares y sin hoyitos, y me acosté en la cama. El se sentó al lado mío, en un sofá y yo (no sé de dónde saqué esa achocolatada voz de gatita) le comenté “vas a dormir ahí ¿en serio? Si cabemos los 2 en la cama…” PUM, en 5 segundos mi caballero saltó, apagó la luz y se apegó a mí, que en esos momentos me sentí en el paraíso mismo.

De verdad, creo que todas estarían de acuerdo conmigo en que cuando el mino que a una le ENCANTA, que de verdad, al más mínimo contacto provoca que se te erize la piel, te toma un poco de atención, una se siente una REINA. Yo de verdad, esa noche, independiente de lo que hubiera pasado después (o lo que no pasó realmente), lo pasé increíble. Me destapé, conocí una parte de mí que no tenía idea que existía, me quise, me saqué complejos, tabúes, (y para qué hablar de la polera, los jeans, y mis poco maduros calzoncitos rosados con monitos). Realmente hoy, después de algún tiempo, podría recomendarle al chico este que lavara sus almohadas, que cambiara sus sábanas, que ordenara su baño, que no dejara la ropa sucia en la tina, que no tirara los conitos de confort vacíos atrás del WC, que cuando se afeitara PORFAVOR limpiara el lavamanos, que tuviera cuidado de no salpicar elementos no deseados sobre su conquista casual, y millones de etc. pero en ese momento su pieza me parecía el más atractivo aposento en el cual pasar la noche.

Siempre he sido “algo” enrollada, excesivamente enamoradiza y pasional, y como se supondrá ya después de esa noche no sólo me había casado y tenido hijos con este futuro político, si no que habíamos viajado a nuestra luna de miel, teníamos nuestra casa maravillosa de 2 pisos, con nana, un labrador y una piscina maravillosa, le había presentado a mi mamá, a toda mi familia, veía que auto familiar íbamos a comprar, etc. Al otro día ya solo veía corazoncitos rosados en el aire, y sólo pensaba en él y en cuándo lo volvería a ver. Y así llegó el fin de semana, quedamos un grupo de juntarnos en su departamento para ir a bailar y a cantar a un karaoke. Llegué con tantas ilusiones, mis ojos brillaban, ese toque. Era como si hubiera descubierto al fin a mi media naranja, mi frutero entero, a ese nivel estaba.

Por supuesto, el fue cortés conmigo, pero nada más ni nada menos. Nunca me miró, nunca me habló, nada. Un simple hola, un beso y sería. Yo sentí que toda mi historia medieval perfecta con príncipe, corcel y lacayo, se me iba a pique. La verdad, ahora puedo recordar diversas anécdotas divertidas de aquella noche, pero en ese entonces, no hice más que lamentarme y tratar de descubrir qué había hecho mal. Claramente, no erré en nada, sólo en el hecho de creer que una noche me prometía a su vez casi una vida entera junto a él… es increíble las películas que uno puede pasarse, con una mirada, con una sonrisa, o con una invitación a dormir que una cree que es el paso a “algo más”, pero que en definitiva, para algunos como él, no es más que una noche con alguien al lado. Por eso les digo a las que me lean, antes de entregarse por completo a alguien, asegúrense de que están en la misma sintonía. No tiene nada de malo estar con alguien y pasarlo increíble sólo por una noche. Pero si uno tiene expectativas diferentes, y sabe que al otro día será todo incómodo y que realmente (porque TODAS tenemos ese sexto sentido en lo que a hombres se refiere) NO NOS VAN A LLAMAR, no gracias. Mejor dar media vuelta y seguir pasándolo bien con las amigas. Después de todo, si queremos más que un simple amanecer con alguien al lado, es mejor tener paciencia, porque cuando busca y busca, sólo se encuentra lo que hay en la superficie. Mientras que lo que de verdad puede llegar a ser algo, va a ser notorio por sí mismo, y créanme, nos daremos cuenta que es así.

En síntesis, fue la mejor noche en mucho tiempo, pero las 2 semanas que le siguieron, las peores. Me costó superarlo, llegó su cumpleaños, me invitó, y aunque no estaba muy segura de ir, mis amigas me convencieron y terminé carreteando en la casa de un amigo de él embaladísima, nunca me preocupé de él, ni donde estaba, si me estaba mirando, NADA. Eso creo que fue un gran paso para olvidarlo, tenerlo al frente, respirar hondo, y decir CHAO. Igualmente seguía pensando en él, pero cada vez menos, hasta que apareció inesperadamente otra personita a revolverlo todo, pero esa es otra historia…

D.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Un poco de mí.


Me llamo Constanza y me dicen Coni, Conidivi o solo Divi. Ese apodo nació en el colegio por una teleserie de moda, no es que tenga un gran complejo de superioridad ni divinidad, aclaro. Estudio periodismo en la UDP, tengo 21 años a punto de cumplir 22 (!!!) y toco piano desde los 6, aunque lo dejé a los 16 porque me presionaban demasiado, tanto la Universidad donde estaba, como mi familia.

Estudié Derecho el año pasado, pero lo dejé porque me di cuenta resignada que no era lo que me haría feliz. Me costó mucho dejarlo y dar explicaciones a todos quienes me preguntaban. Tengo 5 hermanos, 2 por parte de mi mamá, 2 por parte de papá y 1 que no es de sangre pero me crié con él. Con mi mamá tengo una relación muy intensa, somos nuestros pilares fundamentales y no sé qué haría sin ella. A mi papá lo conocí hace 5 años porque se fue apenas nací y creo que lo mejor que pude haber hecho ha sido darle una segunda oportunidad. Viví con mis abuelos mis primeros 4 años, lo que creo me marcó para siempre, no sé si tanto para bien. Soy Capricornio ascendente Leo, por lo cual soy ordenada y organizada, tengo mis obsesiones ridículas como dormirme a horas cerradas, dejar el volumen de la radio o de la tele siempre en número par, no pisar las rayitas del cemento del suelo en la calle y escribir sagradamente mi diario de vida. También soy florerito, hablo y me río mucho y fuerte, me gusta que me tomen atención y que me necesiten. Soy muy buena amiga, siempre apaño a todas, me encanta escuchar y aconsejar, y poner mi hombro cada vez que alguien lo necesite.

Me bloquea el color verde y tengo una obsesión casi patológica con los marinos y sus maravillosos uniformes blancos con azul y adornos dorados. Mis colores favoritos son el azul, el morado, el negro y el rojo para ocasiones especiales. Me operaron de la tiroide hace 4 años y fue muy fuerte, se me cayó absolutamente todo mi pelo maravilloso y anduve con pañuelo casi 6 meses, por eso ahora me lo cuido como si fuera sagrado. Soy hiper sensible y romanticona y me encanta la música cebolla con todos sus derivados, así como las películas de amor totalmente predecibles con Huhg Grant y un maravilloso final feliz. Podría comer todos los días de mi vida Sushi, sé que seré una periodista famosa por lo que escriba, y estoy segura que algún día animaré el festival de viña del mar.

No he pololeado nunca, los hombres en general se bloquean bastante por cómo soy, cómo me porto y la imagen que doy. Es algo con lo que he aprendido a vivir, si te gusta bien, si no, chao. Punto. Algo que he aprendido y de lo que estoy orgullosa, es de que tengo muy claro qué soy y qué no soy. No sé si muchas personas puedan decir algo así de sí mismas… yo he estado obligada a conocerme, quizás más de lo que me gustaría.

Soy de muchos amigos, pocos íntimos, y cuatro con los que estoy segura, llegaré a viejita trayéndolos en mi corazón. Mi Manu, Pasca, Anto y mi ya infaltable Felipe. Mi amigo incondicional, gay, insoportable, mañoso, flojo pero infinitamente adorable y atrozmente sincero. Lo conocí en la universidad y simplemente, ya no sé qué haría sin él.
Cada cosa que he vivido y cada persona que se ha cruzado en mi camino ha calado hondo en mí y ha significado algo. A veces uno no se da cuenta, pero siempre es así. Solo yo espero no olvidarme nunca de todo lo que he vivido y poder seguir caminando, siempre al frente, como lo he hecho hasta hoy.

D.