miércoles, 6 de junio de 2012

Yo, hoy.



Despierto y ya tengo 22 años. Ya salí del colegio, ya estoy grande. Di mi primer beso, me enamoré por primera vez. Estudio lo que quiero, me gusta mi vida. Trabajo, me gusta mi oficio, adoro tocar piano y relativamente tengo las cosas que quiero. Me he caído, me he levantado. En 22 años, diría que he pasado la misma cantidad de tiempo en el piso como de pie… nací sensible, nací querendona, nací con alma de mamá. Cosa que me pesa. Tanto en mis relaciones de pareja como en mi diario vivir. Tengo que luchar, realmente luchar, para no hacerme cargo de cosas que no me corresponden. Tengo la inherente necesidad de cuidar, de proteger. A pesar de parecer más chica, siempre, aunque mire con ojos de quinceañera, estaré sintiendo como si hubiera vivido muchos años. No es exagerado, es solo la manera en que me siento. Puedo al mismo tiempo ser una niña, pelear con mi hermano como si tuviera 13, enamorarme como si tuviera 15, reírme como si tuviera 10 y abrigarme cuando tengo frío como si tuviera 70. Sí, soy algo… versátil. Me enojo, me amurro, lloro más de lo que quisiera. Me apasiono por lo que quiero, por quien quiero. Perdono mucho, me equivoco un montón. Y al igual que de virtudes, estoy llena de defectos.

Algunas veces no me quiero. Me veo y pienso que puedo ser mejor, más estudiosa, mejor alumna, más linda, mejor amiga, mejor hermana, mejor hija y mejor persona. Pero luego de esos segundos al espejo, siempre encuentro algo que me guste. Siempre me río (o trato de hacerlo) de mí misma. Intento que cosas que me afecten se noten lo menos posible, pero la mayoría de las veces no me resulta mucho. Ya no soy una niña chica, y no se trata de ponerse mañosa o diva. Simplemente que hay cosas y contextos con las que no me siento cómoda. Me arrepiento de cosas, de muchas la verdad… aunque diga que es mejor arriesgarse, siempre temo. Temo al fracaso, a quedarme sola. A que no me quieran. Temo a no cumplir con mis expectativas propias, a no cumplir con las metas y los logros que quiero para mi vida. Quiero escribir mejor, quiero que me feliciten, quiero destacar. Tengo que contar hasta diez cuando la nota que recibo no es la que quiero. Tengo que contar hasta diez cuando siento que me pondré a llorar. Tengo que contar hasta diez cuando escucho peleas en mi casa.

He tenido continuos y numerosos ciclos. Algunos cerrados a la fuerza, otros semi abiertos que me siguen pesando. He tenido amigas, mejor amigas y ex amigas. He tenido minos, he tenido amigos, he tenido y dejado de tener hermanos. Los recuerdos me pesan, pero así como me duelen, me hacen fuerte. Mucha gente ha pasado por mi vida, ha dejado un rastro y se ha ido. Otras, se han ido quedando. Poco a poco he ido construyendo mis nostalgias, mis recuerdos, esos pedacitos de vida que más adelante serán mi tesoro. Sinceramente, no me considero completamente feliz. Creo que la felicidad está sobrevalorada. Cómo sabremos si lo que sentimos es felicidad si es que al mismo tiempo no sentimos alguna (aunque sea pequeña) tristeza. Cómo saber si lo que queremos es realmente lo que necesitamos, cómo saber si aquello que necesitamos es lo que queremos. Siempre dudo, siempre pienso si no será más fácil dar un pie atrás y encontrar una excusa. Pero a pesar de las dudas e incertidumbres, siempre me atrevo. Siempre doy el paso. Siempre me pego, siempre me voy de porrazo. Porque al final del día, es un aprendizaje. Cada moretón, cada rasmillón emocional, cada golpe que me han dado o que yo misma me he causado, tiene una razón de ser.

Porque todo lo tiene, todo es por algo, nada es coincidencia. No es coincidencia que ahora estudie donde estudie. Que estudie lo que estudie. No es coincidencia que haya conocido a mi papá a los 17 años. No es coincidencia el haberme alejado de la gente que me hacía mal, aunque me diera cuenta meses después. No es coincidencia que gente vaya apareciendo por mi camino, cumpla un pequeño, pequeñísimo rol y se marche. Me gusta ser capaz de darme cuenta de las cosas que me pasan. Soy tan consciente de mí, me conozco tan bien, que sé perfectamente cómo funciono y qué debo y no debo hacer en mi vida. Qué debo evitar, qué debo buscar…

Es como si de un día para otro, ya no tuviera un velo, como si hubiera visto todo con un lente, a veces algo aumentado, a veces algo borroso, casi sucio. Siento que ahora está limpio. Que me veo y me siento tal cual soy. Con mis defectos, con mis karmas, con mis responsabilidades. Con mis inquietudes, con mis preguntas y con mis respuestas. Es mi camino, a veces lo siento empedrado, otras demasiado llano. Pero es MI camino al final. Con mis obstáculos, mis colores, mis risas y mis temores. Quiero crecer, quiero tener la certeza de muchas cosas, me gustaría despertar y ver que todo lo que quise una vez, lo tengo. Quiero viajar, quiero conocer, quiero por primera vez en mi vida, volar un poco. A veces es tan necesario frustrarse, desilusionarse. Solo con esos sinsabores podemos tener ciertas agallas para hacer lo que jamás nos hubiéramos atrevido.

Siempre le he tenido un miedo terrible a estar lejos del suelo, de la tierra, de mis raíces. Pero me parece que podría encontrarle el gustito a mirar el mundo desde arriba…

D.

jueves, 1 de marzo de 2012

El Guerrero Combate

Los primeros rayos del sol llegan a la playa.
Los ejércitos se han ordenado y todo está listo.
La batalla se desencadenará de un momento a otro. Debes combatir.
Al hacerlo, pon tu espíritu, corazón y cuerpo en ello. Lucha centrado, incansablemente, día y noche si es preciso. Vigila tus cuatro direcciones.

Una vez avanzar y otra retroceder. Una vez atacar y otra defender. Sé un continuo cambio de un animal a otro, de un elemento a otro. Agua contra roca. Fuego contra metal. Madera contra tierra. Así, no serás encasillado y serás imbatible.
Combate sin ira. Si ésta se apodera de ti, no importa lo que hagas, estarás perdido. te convertirás en aquello que combates y el lado oscuro te tendrá en sus filas.
Empuña tu sable y entra en batalla. Luego de vencer, retírate en silencio. Nada hay por lo que alegrarse. Nada hay que festejar.

La muerte siempre trae lágrimas. Lágrimas por lo que algún día consideraste tuyo y ya no está. No porque tú lo quisiste sino porque el destino así lo decidió. Nunca olvides eso.



últimamente no puedo dejar de llorar. es tanta la pena que siento que creo que me secaré y nunca más tendré lágrimas para nadie. ¿Cómo el sentir algo tan lindo puede doler tanto? ¿Cómo el querer a alguien con todo lo que eso implica, con sus defectos, virtudes, mañas y bloquismos puede hacer tanto daño? Misterio. Por lo pronto, me desahogo. Sé que en algunos días todo volverá a la rutina, volveré a mi vida diaria y tendré varios asuntos que resolver y varias personas con las que debo encontrarme.

Eso. no ando muy inspirada. quería contar mis vacaciones, mis semanas en la playa, mis maravillosos días con mis mejores amigos... pero ahora no puedo. hasta un próximo momento.

D.

jueves, 26 de enero de 2012

Dónde







Me parece que he caminado miles de kilómetros,
he andado por caminos difíciles,
que he recorrido descalza sobre piedras y espinas.
Siempre he querido encontrarte,
porque aunque no lo quiera
siento que todo gira en torno a tí,
en torno a tu imagen, en torno a tu presencia...
Verdaderamente, en torno a tu ausencia.

Lo peor de todo,
es la incertidumbre...
aún cuando siento que no estás aquí conmigo,
siento que te conozco,
que te he visto.

Eso, es lejos lo más terrible.
que sé quién eres, sé dónde estás,
pero nada puedo hacer al respecto.
Ya te busqué, ya te encontré y ya te perdí.
A mi lado he encontrado otros caminos,
otras opciones,
otras sonrisas y otras sensaciones.
Pero pasa el tiempo,
pasan los días,
pasan las canciones, las lluvias,
el sol día a día,
y sigues estando aquí.
Tengo plena certeza de tus defectos,
con la misma seguridad con la cual conozco los míos.
Tengo conciencia de tus virtudes,
que es lo que me hace pensarte y sonreír.

Pero me quedo aqui,
no puedo hacer nada más,
solo te espero.
Porque esa certeza que siento
de saber que en algún momento te miraré y me verás
con la misma seguridad que en este momento parece lejana,
ahí, recién ahí,
ambos nos daremos cuenta,
que es hora.
Que dejaremos de caminar y de tropezarnos,
porque vamos a haber encontrado,
aunque sea una pequeña pausa en el camino
para sentarnos y solamente, mirarnos.
Que es lo más lindo, lo más simple, lo más anhelado.


D.

miércoles, 4 de enero de 2012

Cuando todas las amigas pololean... menos una.

A todas nos ha pasado seguramente. El lote de amigas, las íntimas, las mejores, esas que llamas para todo, están TODAS con alguien. inevitablemente, pasas a otra lista de prioridades. Ya no tienes asegurados los viernes en la noche, si salen a carretear, bailar, lo que sea, siempre cada una será la "amiga pololeando", en resumen, la que ya no está en las de una: buscando a ESE prospecto. Y una, será "la amiga soltera, awww que ternura, es que aún no encuentra su mino ideal" (frase de mierda que lamentablemente a todas nos ha encajado en algún momento de nuestras vidas).
 En fin. Soltera se pasa bien, lo digo por experiencia porque así llevo la mayor parte de mi vida, soltera y sin rendirle cuentas a nadie. Pero hay un momento en que la tonterita aburre. Personalmente, nunca me ha faltado un mino. Aunque sea para el rato, siempre he tenido mis "peor es ná" por ahí, la cartita bajo la manga. Pero pucha, si una está en algún cumple, carrete, fiesta, disco, y todas tus amigas ya se empiezan a acurrucar con su mino, si de repente están juntas y empiezan todas (como si se pusieran de acuerdo más encima) a mandarse mensajitos y una.... NADA. onda, en verdad, porfa, ¿a quién llamo o mensajeo yo? ¿al de la última noche? no gracias. Una vez me pasó, cometí el error de dar mi celular a un mino de un carrete tanto, una noche cualquiera. Peor, quería darle un número falso, pero nunca creí verme en esa situación y no alcancé a inventar nada, FAIL. Al otro día me llama, y me dice que nos juntemos a "terminar lo que empezamos" osea, para, porfa.  ¿De qué me viste cara?  no me voy a ir a un motel barato con quizás quién a "terminar" quizás qué (aunque se supone perfectamente...en fin) con un tipo que apenas conozco. Ese episodio me hizo abrir los ojos. Ya no estaba para esas  andanzas. Me sentí como una yegua y una suelta cualquiera (y eso que a veces me quedaba bastante bien ese papel), pero fue hasta un poco deprimente darme cuenta de que era un sábado en la noche y la única llamada del sexo opuesto y la única oferta que tenía era la de un tipo que solo se acordaba de que mis sostenes eran rojos y de que quería ir a una chulería donde cobraban por hora y que más encima tenía carruseles y espejos. BITCH PLEASE.

Ah... en fin. me aburrí. es una lata estar sola, lo acepto. Me puedo hacer la chora. Puedo decir que me encanta hacer lo que quiero, cuando quiero y con quien quiero. Es verdad, pero oye, ya cumplí 22 y  mis últimas experiencas amorosas, han sido... bueno, a ver partiendo por mi primer pinche de la U que resultó ser bisexual y quería "seguir descubriéndose libremente" (Ók, descúbrete solito mira que yo ya tengo claro lo que me gusta y las mujeres no forman parte de ese grupo) otro pastelito que resultó ser un idiota que se quería agarrar a todas mis mejores amigas y que su única gracia era tener un departamente increíble y cantar bonito; pero que ni siquiera era capaz de cambiar sus sábanas ni dejar la ropa sucia en otro lugar que no fuera la tina (a ése le dediqué una historia completa, léase más abajo porque vale la pena). Después un cabro chico que luego de juntarnos se iba a jugar con sus monitos Star Wars... (ése sin embargo le tengo un cariño diferente, seguimos siento amigos, pero sin embargo forma parte de mis listado de PW´s amorosos)...y eso solo por nombrar a tres. ufff. QUÉ historial. Realmente atroz.

¿Es realmente tan difícil encontrar a alguien? ¿seré muy exigente? ¿pediré demasiado? A ver, haré una pequeña lista de lo más básico que tiene que tener un mino para que me interese:
-que estudie, trabaje, o tenga algún tipo de ambición y proyecto en la vida.
-que toque algún instrumento.
-que le guste leer.
-que le guste salir a bailar pero que sin embargo, sea casero también
-que sea romántico y detallilsta
-que le guste la música.
-que sea tolerante
-que mis amigas lo adoren.
-preferencialmente (en este punto puedo ceder, dependiento de la calidad de los puntos anteriores) moreno, con barbita o algo de ALGO (esos que parece que recién llegaron a la pubertad ni pegan ni juntan conmigo) en su cara y dientes muy derechos (un must para mí).
-que siempre tenga el pelo limpio.
-que no sea muy flaco, necesito de dónde agarrarme.

Y llisto! no es taaanto tampoco ¿o sí?

Podría copiar y pegar esta descripción y ponerla en alguna sección de avisos en el diario. Pensando en cómo están los últimos que he conocido, no sería tan mala idea...


D.